La crisis de los opioides en los Estados Unidos podría resolverse con un nuevo tratamiento para el dolor crónico. ¿Pero, cómo es posible esto?, las dolencias crónicas son una serie de afecciones en las que millones de personas en todo el mundo está bajo riesgo. Esto, puede reduce su calidad de vida y su capacidad para trabajar, estudiar o disfrutar de las actividades cotidianas.
Tan solo en Estados Unidos, se estima que más de 50 millones de adultos sufren de dolor crónico, lo que supone un coste anual de unos 635 mil millones de dólares en gastos médicos y pérdidas de productividad, lo que es realmente preocupante.
Para aliviar el dolor, muchos pacientes recurren a los opioides, un grupo de fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central y que tienen un potente efecto analgésico. Los opioides también tienen graves efectos secundarios, como la adicción, la tolerancia, la dependencia física y el riesgo de sobredosis.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2019 se registraron más de 49 mil muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos, lo que representa el 70% del total de muertes por sobredosis de drogas. La situación es tan grave que se ha denominado como la crisis de los opioides, una epidemia nacional que requiere una solución urgente.
Pero ¿y si hubiera una forma de tratar el dolor crónico sin recurrir a los opioides? ¿Y si existiera un método que fuera capaz de bloquear el dolor en su origen, sin afectar al resto del cuerpo ni causar efectos secundarios? Esa es la promesa de un nuevo tratamiento que está siendo desarrollado por un equipo de científicos liderado por el doctor Clifford Woolf, director del Centro para la Investigación del Dolor del Hospital Infantil de Boston.
Crisis de los opioides y el nuevo tratamiento
El tratamiento consiste en una inyección de nanopartículas cargadas con un compuesto químico llamado QX-314, que es capaz de penetrar en las células nerviosas que transmiten el dolor e inhibir su actividad. De esta forma, se consigue bloquear el dolor en el lugar donde se origina, sin afectar a otras funciones nerviosas ni al cerebro. Además, el efecto es duradero, ya que las nanopartículas permanecen en las células nerviosas durante semanas o meses.
El doctor Woolf y su equipo han demostrado la eficacia y la seguridad del tratamiento en modelos animales, tanto en ratones como en cerdos. En ambos casos, se observó una reducción significativa del dolor después de la inyección, sin evidencia de toxicidad ni efectos adversos. Los resultados fueron publicados en la revista Science Translational Medicine.
El objetivo es llevar el tratamiento a ensayos clínicos con humanos, para lo cual se ha creado una empresa llamada Nocion Therapeutics, que cuenta con el apoyo financiero de varias instituciones y fondos de inversión.
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Este avance podría suponer una revolución en el campo del manejo del dolor, ya que ofrecería una alternativa eficaz y segura a los opioides, y podría beneficiar a millones de personas que sufren de dolor crónico por diversas causas, como la artritis, la diabetes, el cáncer o las lesiones traumáticas.
El tratamiento basado en nanopartículas y QX-314 no solo es efectivo para el dolor crónico, sino que también podría aplicarse a otros tipos de dolor, como el agudo, el inflamatorio o el neuropático. Así lo explica el doctor Woolf, quien afirma que el tratamiento podría usarse para bloquear el dolor después de una cirugía, una quemadura, una infección o una lesión nerviosa.
Se espera un impacto positivo
Además, el tratamiento tiene la ventaja de ser selectivo, es decir, que solo actúa sobre las células nerviosas que expresan un canal iónico llamado TRPV1, que es el responsable de detectar el calor y el dolor. De esta forma, se evita afectar a otras células nerviosas que cumplen otras funciones, como la sensibilidad al tacto, la presión o la temperatura. Esto hace que el tratamiento sea más seguro y específico que otros métodos que se han usado para bloquear el dolor, como la anestesia local o la estimulación eléctrica.
El doctor Woolf también destaca que el tratamiento podría tener un impacto positivo en la salud pública y en la sociedad, ya que podría ayudar a prevenir o reducir el uso de opioides y sus consecuencias negativas. Según el doctor Woolf, muchos pacientes con dolor crónico recurren a los opioides porque no tienen otra opción, pero si pudieran acceder a un tratamiento que les aliviara el dolor sin causarles adicción ni efectos secundarios, podrían mejorar su bienestar y su funcionamiento social.
El tratamiento basado en nanopartículas y QX-314 es uno de los ejemplos más prometedores de cómo la nanomedicina puede ofrecer soluciones innovadoras a problemas médicos complejos. La nanomedicina es la aplicación de la nanotecnología al campo de la medicina, y consiste en el uso de materiales y dispositivos a escala nanométrica (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro) para diagnosticar, tratar o prevenir enfermedades.
En definitiva, el tratamiento basado en nanopartículas y QX-314 es una muestra de cómo la ciencia puede avanzar hacia un futuro mejor para las personas que sufren de dolor crónico y para toda la sociedad. Se trata de un tratamiento innovador, eficaz y seguro que podría acabar con la crisis de los opioides en Estados Unidos.